"Somos jóvenes comprometidos con el Proyecto Nacionalista, por ello, concordamos plenamente con los lineamientos del PNP, como opositores al actual modelo neoliberal que viene vulnerando a los mas pobres de nuestro pais. Por estos nobles sentimientos asumimos como un deber el protegerlo y defenderlo de las injerencias e imposiciones de una globalización desmedida. Buscamos el cambio, el salto a una nueva sociedad, mas justa y digna, donde todos tengan derecho a desarrollarse plenamente."
viernes, 11 de septiembre de 2009
LA REVOLUCION FRUSTRADA
El 4 de septiembre de 1970, Salvador Allende, al frente de la Unidad Popular (una coalición encabezada por los partidos Socialista y Comunista e integrada por un pequeño partido burgués, el Radical), ganó las elecciones presidenciales chilenas, lo que tuvo una inmensa repercusión internacional. La vanguardia obrera y popular miraba con gran expectativa lo que ocurría en Chile. Sectores de la izquierda reformista y, especialmente los partidos comunistas, proclamaban el avance de la "vía pacífica al socialismo"
El 24 de octubre, con el voto de los representantes de la Unidad Popular (UP) y de la Democracia Cristiana (DC), el Congreso de Chile confirmó al socialista Allende como presidente. Los partidos patronales —el Partido Nacional (PN) y DC— tenían, sumados, mayoría en el Congreso. Pero Democracia Cristiana, con base electoral en la clase media, hubiera estallado en pedazos si en ese momento se unía a la derecha oligárquica representada por el PN para votar contra Allende, tal como se lo permitía la elección indirecta fijada por la Constitución.
El triunfo de la Unidad Popular y la asunción de Allende se explican por el contexto de grandes luchas obreras, estudiantiles y populares en Chile y en todo el Cono Sur. Durante la campaña electoral no pasó un día sin que estallara una huelga o hubiera ocupación de terrenos urbanos o fundos rurales, hubo un paro nacional 55 días antes de las elecciones y la primera huelga nacional campesina. En Bolivia, el ascenso minero, campesino y estudiantil seguía su crecimiento y se reunía la Asamblea Popular. Un año antes había sido el Cordobazo en Argentina, que hirió de muerte a la dictadura de Onganía.
El imperialismo y la burguesía chilena tuvieron que aceptar el triunfo electoral de Allende por temor a provocar un choque frontal con la clase obrera, movilizada en sus poblaciones y fábricas y en 15 mil comités de base de la UP. En esa situación se produjo una división en la patronal chilena. Un sector, representado fundamentalmente por la DC, coincidía con partes del programa de la UP, con la nacionalización del cobre y otras medidas que pusieran algún limite a la rapiña imperialista.
MEDIDAS ANTIIMPERIALISTAS Y MOVILIZACIÓN POPULAR
Las primeras medidas del gobierno de Allende le dieron inmensa popularidad: aumento de salarios de 35%, reparto de medio litro de teche diaria para cada niño, disolución del odiado Cuerpo Móvil de Carabineros, represor de las movilizaciones.
En diciembre de 1970 se inició la nacionalización de los bancos que, ya estatizados, llegaron a controlar 90% del crédito. Además, 90 fábricas pasaron a la esfera social. Estas fábricas concentraban 18% del empleo industrial y 20% de la producción; aumentó la construcción de viviendas populares y disminuyó la desocupación a 3,8%. En el campo, se aceleró la reforma agraria comenzada el gobierno anterior; en menos de dos años, se expropiaron 2 mil 500 fundos por la presión directa de la movilización campesina, en especial de los indios mapuches que recuperaban así sus tierras ancestrales.
Las medidas de más peso económico fueron la nacionalización del cobre y otros minerales: cemento, hierro, carbón, salitre... que fueron vistas como legítimas conquistas por el movimiento obrero y popular que presiona por lograr más y más. Los obreros ocupan fábricas y pasan a controlarlas, los campesinos ocupan las tierras sobrepasando las expropiaciones legales.En las elecciones municipales de marzo de 1971, la UP logra mayoría absoluta: 50,9%.
LA CRISIS Y LOS LÍMITES DEL GOBIERNO DE LA UP
Pese a estas medidas y pese al masivo apoyo popular que logró en su primer año de gestión, el gobierno de Allende no se apoyó en el movimiento obrero y popular para enfrentar la resistencia imperialista y burguesa ante el inevitable choque de clases.
El PS y el PC, aunque dieron una serie de pasos para mejorar las condiciones de vida obreras y populares, pusieron el centro en el acuerdo con sectores burgueses, las Fuerzas Armadas y la DC, con una política "frente popular", es decir, de reformas y conciliación de clases. Así, al asumir el gobierno, la UP acordó con la DC no tocar al oligárquico sistema judicial, ni a las Fuerzas Armadas. El gobierno de Allende cumplió escrupulosamente ese acuerdo hasta sus últimos días, incluso cuando la DC, los jueces y los militares eran ya abiertamente gol-pistas.
A finales de 1971 comienza la contraofensiva imperialista. El precio del cobre, principal exportación chilena, se derrumba en el mercado mundial. Estados Unidos adopta medidas de bloqueo contra Chile por la nacionalización del cobre y por la no renegociación del pago de la deuda externa, una moratoria de hecho en los pagos. La burguesía chilena comienza a llevarse sus capitales al exterior y a boicotear abiertamente la economía nacional. Desaparecían los alimentos y abastecimientos del mercado con precios controlados y reaparecían en un gigantesco mercado negro que sumió a la economía en el caos.
Al profundizarse la crisis económica y social, a finales de 1972 comienza a perfilarse claramente un movimiento golpista. En octubre de 1972, un paro nacional de camioneros, dirigidos por la ultraderecha, agrava el problema de desabasto. La única forma de impedir el caos económico provocado por la burguesía era con enérgicas medidas de expropiación y castigo a los especuladores. Los trabajadores estaban dispuestos. Se formaron miles de Juntas de Abastecimientos y Precios para controlar, organismos de poder como los Cordones Industriales que ocupaban y administraban empresas, y también surgieron los Comandos Comunales.
En Concepción, segunda ciudad industrial del país, se formó la Asamblea Popular, que reunió a toda la izquierda, excepto al PC, y a centenares de organizaciones obreras, estudiantiles, barriales y campesinas de la región.
Mientras la clase obrera se preparaba para enfrentar a la contrarrevolución, el gobierno de la UP la frenaba. Se oponía a extender las expropiaciones. Por el contrario, ante exigencias de la DC reajustó su plan original y ordenó devolver empresas ya expropiadas a sus dueños anteriores. Lejos de apoyar el desarrollo de los nacientes organismos de poder obrero y popular para dominar la distribución de alimentos y acabar con el mercado negro, le da más poderes a las Fuerzas Armadas, decreta el toque de queda y le da tres ministerios a los militares. Sin embargo, nada de eso impidió que la DC se sumara a la conspiración.
Estas medidas, lejos de apaciguar a los golpistas, como esperaban los dirigentes de la UP, los envalentonaban. El caos económico continúa y grandes sectores de la clase media, desesperados por la crisis y por no ver ninguna salida, se vuelcan hacia los militares.
¿QUÉ FUERON LOS CORDONES INDUSTRIALES?
Entre los organismos que formaron los trabajadores chilenos en el rico y convulso período de gobierno de Salvador Allende, se destacaron los cordones industriales, que surgieron como una coordinadora de los sindicatos de fábrica de una determinada zona y pronto agruparon también a juntas vecinales, las Juntas de Abastecimientos y Precios (JAP) que controlaban la comercialización, centros de estudiantes, de madres, y otras organizaciones populares de base.
Así cada cordón fue un organismo representativo obrero y popular en cada zona, que comenzaron a tener poder. Había empresas metalúrgicas y mineras nacionalizadas que funcionaban bajo control obrero. Durante la crisis de octubre de 1971, cuando la patronal lanzó el boicot económico en gran escala contra el gobierno, muchas otras empresas privadas fueron tomadas por los trabajadores y comenzaron a producir bajo control obrero.
Todo esto se logró con la fuerza de la base y el activismo, pero sin ningún apoyo de los partidos Comunista (PC), Socialista (PS) o de la Central Única de Trabajadores (CUT), cuyas cúpulas se oponían a los cordones.
Armando Cruces, obrero y militante socialista, describía así lo que ocurría: "La organización de un cordón industrial cuesta mucho. Hay que tomar en cuenta que manejar 350 empresas es una situación muy difícil. Y que esto lo estamos manejando solamente trabajadores, no dirigentes de la CUT. ¡Jóvenes!... el compañero que le habla tiene 26 años, soy presidente del sindicato de Elecmeta! y soy presidente del Cordón Vicuña Mackenna... Hay problemas todos los días, por culpa del reformismo. Donde los compañeros toman una empresa y el gobierno ordena devolvería y los compañeros llegan a los dirigentes del cordón... Como nosotros somos un germen de poder popular y vamos a amparar a nuestros hermanos de clase, hacemos movilizaciones contra el gobierno, cuando el gobierno toma una posición reformista, una posición de transar con el enemigo, de adorar a los militares"
Tanto los dirigentes del PC, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria y de la CUT hicieron todo lo posible para mantener a los cordones en una posición subordinada y se opusieron tenazmente a su centralización, logrando impedirla; decían que era "paralelismo" con la CUT. Los militares golpistas de 1973 se ensañaron particularmente con los dirigentes y delegados de los cordones industriales. Sabían que ahí estaba el germen de poder obrero que, si se extendía y profundizaba, si se dotaba de una dirección, podía terminar con el capitalismo chileno y también con la podrida casta militar.
LA LUCHA DE LOS MARINOS DE VALPARAÍSO CONTRA EL GOLPE
En junio de 1973 se dio el primer ensayo golpista: el Tancazo, Para justificar la formación de un nuevo gabinete ministerial con más militares, el presidente Salvador Allende declaró "Llamo a este gabinete el Gabinete de Seguridad Nacional. Tiene por tarea defender a Chile, impedir que se separe al pueblo del Gobierno y a! pueblo de las Fuerzas Armadas. Este Gabinete tiene que imponer el orden político" (El Siglo, diario del PC, 12 de agosto de 1973).
El mismo diario del PC editorializaba contra "denuncias irresponsables que... distraen a las Fuerzas Armadas y de Orden de sus patrióticas funciones de resguardo y protección de las riquezas nacionales y de los trabajadores que las producen..."
¡Esto estaba dicho cinco semanas antes del fatídico 11 de septiembre, y cuando ya estaba muy claro en ese momento el papel golpista de sectores de los altos mandos de las Fuerzas Armadas. Ya había habido allanamientos contra los Cordones Industriales e, incluso, enfrentamientos violentos. Ya organizaciones de suboficiales denunciaban la conspiración en curso. Ingenuamente, el propio Allende puso a Augusto Pinochet al mando del Ejército...
Los militares no eran homogéneamente golpistas. Por el contrario, días antes del golpe, Pinochet y sus secuaces tuvieron que deshacerse del general Jorge Prats, del almirante Montero, y de siete generales de los Carabineros, porque se oponían al golpe.
Este sentimiento era muchísimo mayor en la base de las Fuerzas Armadas. Existieron importantes movimientos de suboficiales, como en Valparaíso y Talcahuano, donde el sargento Juan Cárdenas organizó a los suboficiales antigolpistas. En julio, los marinos de Cárdenas descubrieron que se preparaba el golpe en la Armada y lo denunciaron a los partidos de la UP. Pero Cárdenas y sus compañeros fueron encarcelados y torturados por sus superiores golpistas. El resto de los marineros hicieron un día de huelga de hambre, pero ni los partidos de la UP ni el gobierno levantaron un dedo para defender a los marinos antigolpistas: por el contrario, elogiaban públicamente a los altos mandos.
EL GOLPE Y LA DERROTA
A comienzos de 1973, la mayoría de la patronal conspira para derrocar a Salvador Allende. Se forma la .Confederación Democrática que une a los sectores políticos patronales, el Partido Nacional, de derecha y abiertamente progolpista, con la Democracia Cristiana, encabezada por Eduardo Frei. El golpismo tiene apoyo social popular en sectores crecientes de la clase media.
La embajada de Estados Unidos, siguiendo instrucciones directas de Henry Kissinger, mueve los hilos de la conspiración, como se vino a confirmar con la publicación de documentos de la CÍA de la época.
Como respuesta al Tancazo, hubo una impresionante movilización obrera. Fueron ocupadas todas las fábricas que comenzaron a ser controladas por los cordones industriales. Los campesinos ocuparon fundos y cortaron caminos. En algunos cordones industriales se comenzaron a fabricar y almacenar armas; suboficiales de la Armada se organizaron para enfrentar al golpe. Al frente de estos organismos había una numerosa y combativa vanguardia que iba más allá o directamente desacataba a las directivas conciliadoras de la UP. Sin embargo, esa vanguardia no logró formar su propia organización política que propusiera una alternativa revolucionarla a las masas a fin de aplastar al golpismo y luchar por un gobierno de los trabajadores.
Había condiciones para aplastar a los golpistas. Si el gobierno (Allende) y fundamentalmente el PC y el PS hubieran alentado y permitido la organización de los soldados, oficiales y suboficiales leales, si hubieran Impulsado la organización y armamento de los cordones industriales, el golpe hubiera sido aplastado.
Pero el gobierno y la UP hicieron todo lo contrario. Incorporaron a más militares al gabinete, elogiaron públicamente a las Fuerzas Armadas e Impulsaron la aplicación de la ley de control de armas por la cual unidades militares con helicópteros y armamento de guerra allanaban, con órdenes firmadas por los jueces progolpistas, Cordones Industriales y viviendas obreras, requisando armas y para intimidar a los trabajadores que se organizaban. Allende y la UP llaman a la población a confiar en las Fuerzas Armadas, en lugar de convocarla a organizarse para enfrentar a los golpistas. Permiten sin mover ni un dedo que encarcelen y torturen a los marinos antigolpistas de Valparaíso y Taicahuano.
Asi, el 11 de septiembre, las Fuerzas Armadas encabezadas por Pinochet se lanzan contra los barrios obreros asesinando a miles, atacan el Palacio de La Moneda —sede del gobierno nacional— y asesinan a Allende y a una veintena de sus seguidores que resisten a balazos el ataque. Millones de trabajadores, desarmados y desorganizados, sufren la terrible represión militar.
La muerte heroica del presidente Allende muestra en primer lugar un gran coraje y honestidad personal. Salvador Allende será siempre recordado y respetado como un presidente que murió fiel a sus ideas (la conciliación) y enfrentando a su manera a los golpistas.
Pero lamentablemente muestra también que la política del PC y el PS, la concepción reformista y de acuerdo con la burguesía, era suicida. Lo era también no confiar en los trabajadores y en el pueblo, así como llamarlos a confiar en las Fuerzas Armadas.
Las consecuencias fueron terribles para el pueblo chileno: una sangrienta derrota, con más de 3 mil asesinados y desaparecidos, decenas de miles de presos y torturados, centenares de miles de exiliados. El país se convirtió en campo de pruebas de la aplicación a rajatabla del programa económico neoliberal de los Chicago boys que después se aplicaría a escala internacional.
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